Cómo cocinar pasta fresca

Aunque muchos atribuyan el origen de la pasta a Marco Polo y su viaje a Asia en el siglo XIII, en realidad otras investigaciones señalan que los etruscos y los romanos ya mencionaban el concepto lagana, describiéndolo como unas tiras de pasta larga elaboradas con harina de trigo. Fueron ellos los que extendieron la receta mágica de elaboración por todo el Mediterráneo y fue así como a través de la Cultura Árabe, durante los ocho siglos que estuvieron en la Península Ibérica, introdujeron las recetas con fideos tan típicos de la cultura culinaria española y catalana. Poco ha cambiado la fórmula para elaborar la pasta desde entonces, lo que sí ha cambiado es el paradigma. Con la globalización en auge, los países que conforman Europa han intercambiado sin parar sus recetas autóctonas y Italia es, sin duda, el país que mejor ha revalorizado su gastronomía. Por eso, hoy por hoy, todo el mundo conoce su concepto de pasta fresca.

La pasta fresca se elabora principalmente con harina (diversos tipos, textura y sabor) y agua, aunque dependiendo de la zona de Italia que se haga, se introduce el huevo en la receta para proporcionarle más consistencia, elasticidad, color y sabor. Estos cambios dependiendo de la zona van intrínsecamente relacionados con la situación demográfica. En el Sur, el grano con el que trabajan tiene tanta consistencia que no es necesario agregar huevo a la masa, mientras que en el Norte el grano es más tierno y necesita del huevo para adquirir la textura adecuada.

Para que no sea una pasta de mala calidad también es importante tener en cuenta otros factores como la temperatura ambiente o el PH del agua. Son elementos invisibles pero repercuten mucho en el resultado final. Son estos factores los que diferencian una pasta fresca artesanal de una industrial. Mientras la industrial pasa por un proceso de pasteurización que mata todas las posibles bacterias y también parte de la esencia del producto, la pasta fresca artesanal mima

Trucos y consejos para cocinar pasta fresca

La pasta fresca es un producto que puede parecer fácil de cocinar, pero en realidad  para hacerlo correctamente necesita atención en todo el proceso hasta que el plato llega a la mesa listo para degustar.

Lo más importante es tener en cuenta que como mínimo se necesita un litro de agua por cada 100 gramos de pasta. Hay que esperar que el agua hierva (esto permite que el primer golpe de calor que recibe la pasta proteja frente a la solubilización de los almidones que contiene) y luego se le añade sal. Si se trata de pasta fresca larga, serán necesarios sólo dos minutos de cocción para que esté al dente, mientras que si es pasta fresca rellena el tiempo de cocción oscilará entre los tres y cuatro minutos. Durante el proceso, es importante realizar con una cuchara de madera movimientos envolventes en el agua para que la pasta no se pegue en el fondo o entre sí. Una vez cocida al dente, la escurriremos rápidamente y la serviremos en el plato o en la sartén con el condimento que la acompaña.

Errores comunes al cocinar pasta fresca

Uno de los errores más concurridos cuando queremos cocer la pasta fresca es que pensamos que el tiempo de cocción es igual que una pasta seca y el resultado final es una pasta pasada. Hay que tener en cuenta que la pasta fresca, es un producto que no ha pasado por ningún proceso de secado y que ya contiene parte del agua que necesita para cocinarse. Por ese motivo, su tiempo de cocción es tan corto y su textura tan elástica. También es un error muy común empezar la casa por el tejado, es decir, cocinar la pasta antes que el condimento que la acompaña. Si organizamos el tiempo en la cocina así, nos encontraremos que la pasta estará lista antes que la salsa que la acompaña y la dejaremos en el escurridor enfriándose. Para la pasta fresca este hecho repercute muchísimo en su textura ya que se quedará totalmente pegada y nos costará sacarla de ahí sin que se rompa ¡y se desatará el desastre! Si por lo que sea os pasara esto, una de las alternativas es poner la pasta fresca en un plato y masajearla con un poquito de aceite, así ya no se pegará y podréis continuar preparando el condimento sin problemas. También se puede tirar un chorro de agua fría una vez escurrida la pasta, así pararemos el tiempo de cocción y tardará más en pegarse.

Otro de los errores comunes es añadir aceite al agua, pensando que así el producto no se pegará. Lo importante es tener una gran cantidad de agua en la olla para que no se pegue i remover continuamente, ya que añadir aceite no repercutirá en nada en el resultado final.

Sugerencias para cocinarla

Al contener huevo la pasta fresca se pega con facilidad y es importante que no escatiméis en la salsa para que no se pegue. Además, al ser fresca, el condimento se adhiere con mucha facilidad y tenemos que tener en cuenta la importancia de algún elemento graso en la receta como, por ejemplo, el aceite.

Aunque muchos interpreten que “la pasta” es per se un alimento graso, la realidad es bien distinta. Este producto contiene una cantidad muy baja de grasa, lo que realmente tiene contenido graso es la salsa que la acompaña.

Por ese motivo, daré algunos consejos healthy para cocinarla y disfrutarla.

Si cocináis pasta fresca larga como spaghetti, tagliatelle, fettuccelle o pappardelle, podéis desatar vuestra imaginación dado que son pastas neutras y se puede jugar con sabores y texturas distintas creando recetas muy interesantes. Muy a menudo, recomiendo una opción sencillísima a los clientes que siempre les da buenos resultados, ¡además de ser súper saludable!

PASTA LUNGA AI FUNGHI E POMODORINI

1.- Ponemos 3 litros de agua en una olla grande a hervir

2.-Cortamos un diente de ajo a láminas y lo ponemos en una sartén con un chorrito de aceite AOVE.

3.- Añadimos a la sartén setas fileteadas( preferiblemente ceps o shitake que tienen más sabor) y dejamos que se cocinen.

 

4.- A media cocción de las setas, añadimos tomates cherry o datterini italianos cortados por la mitad.

5.- Añadimos un poco de sal, azúcar y pimienta a la mezcla y un chorrito de vino blanco.

6.- Una vez reducido el alcohol añadimos unas hojas de albahaca fresca y apartamos del fuego.

7.- Cuando tenemos el agua hirviendo, añadimos sal y tiramos la pasta fresca. Removemos con una cuchara de madera y esperamos 2 minutos. Escurrimos la pasta pero guardamos medio vasito de agua de cocción.

8.- Encendemos el fuego de la sartén y añadimos el agua de cocción reservado. Dejamos que se evapore un poco y tiramos la pasta a la sartén. Apagamos el fuego y removemos.

9.- Lo servimos con la ayuda de un tenedor y una cuchara haciendo nidos y espolvoreamos un poco de queso parmeggiano al plato. ¡Y listo, a disfrutar!

Hay que tener en cuenta que la pasta es una fuente de carbohidratos y que éstos son necesarios en la distribución calórica diaria en un 45-60%. Este alimento es un carbohidrato de asimilación lenta y esto contribuye al rendimiento intelectual sobretodo en etapas de crecimiento. Además, es un producto que combina perfectamente con todo tipo de alimentos y nutrientes, como distintos tipos de verdura, carnes y pescados consiguiendo así una alimentación sana, equilibrada y muy variada.

¡Consumir pasta es vida!

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