18 Oct Las Moscovitas: Una delicia Asturiana única en el mundo
¿No os pasa que cuando pasáis por delante de una pastelería o confitería con muebles de mediados del siglo XX tenéis la necesidad de entrar sea como sea? Parece mentira, pero al entrar a un sitio así, siento que reconecto con la niña que llevo dentro. Seguro que todos vosotros, en algún momento de vuestra niñez, acompañasteis a vuestra abuela a comprar dulces en algún sitio así y os quedasteis anonadados entre el olor y las vistas. Esa autenticidad de negocio local y familiar cada vez más difícil de encontrar, poco a poco se va desdibujando entre tanta franquicia y producto industrial. Pero existen joyas entre tanta bisutería gastronómica que no podemos pasar por alto como las Moscovitas.
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El Origen del Oro
Estas galletas, nacieron precisamente en una confitería situada en el centro de Oviedo hace ya más de 80 años.
Sobre el origen del nombre la familia no sabe nada, dicen que algunos pasteleros cuentan historias con poco crédito y lo que sí que es cierto es que el nombre Moscovitas aparece ya en los recetarios de su abuelo de los años cincuenta.
La empresa que las creó aún las fabrica a mano diariamente en su obrador. De hecho, este negocio familiar ya va por la cuarta generación, todo un rara avis en los tiempos que corren.
Fue el bisabuelo de Francisco Gayoso, el responsable actual, el que inició el negocio de la confitería en un pueblo asturiano a principios del siglo XX pero fue gracias a su abuelo el que hoy estén afincados como tienda en Oviedo.
De hecho, fue a mediados del siglo XX donde se creó la receta de estas maravillosas galletas que poco a poco fueron volviéndose un éxito entre los ovetenses más adinerados.
Me imagino señores con corbata y pañuelo con ese bigote característico de la época acompañando a sus señoras a comprar las
Moscovitas para recibir a sus exquisitos invitados con una taza de café o té. O para acompañar las sobremesas infinitas de una comida familiar. Eran el complemento perfecto de sus reuniones.
Cogieron tal protagonismo que se volvieron el producto estrella de la confitería. De estar en una bandeja, pasaron a formar parte del escaparate de forma obligatoria y más tarde ya con su padre al frente del negocio, se empezaron a confeccionar en cajas de regalo de distintos gramajes.
La Expansión de lo Artesano
Al ver que la demanda subía y subía y que parte de sus compras eran de clientes que iban a otras ciudades de la península, el padre del actual responsable consiguió llevar las galletas a Madrid. En la capital tienen su propio punto de venta y desde que está él al frente del proyecto, su expansión ha ido a más, puesto que podemos encontrar Moscovitas en otras ciudades TOP de España como Barcelona.
De hecho, aún recuerdo cuando vino Benjamín (el responsable de ventas) a nuestra tienda a pedirnos explícitamente que fuéramos nosotros quien vendiera su producto.
Su discurso fue honesto y directo. Su producto es único y son ellos mismos los que buscan tiendas gourmet en las que las Moscovitas tengan su espacio y público potencial.
La Especialidad
Pero ¿qué es lo que las hace tan especiales?
Muchos dicen que contienen un ingrediente secreto que las hace tremendamente adictivas. Pero nada más lejos de la realidad.
Su composición es de lo más sencilla ya que prácticamente están elaboradas con cobertura de chocolate con leche y almendra Marcona. Por ese motivo, los ingredientes para elaborar la joya de la corona de la Confitería Rialto son de primerísima calidad. La almendra que utilizan sólo proviene de la zona del Levante ya que tiene un sabor característico frente a la americana, que es más barata y más insípida. También llevan nata líquida, algo de azúcar y un poco de harina de trigo.
El factor harina, sin duda, les preocupa en la actualidad por la alta demanda de productos sin gluten y por ese motivo, ya están trabajando en una versión para celíacos sin renunciar al sabor original.
Pero su sabor no es lo único que sorprende… Son tan finas que su textura es muy crujiente. Una vez en boca, esa explosión que cruje se funde con la cremosidad del chocolate. ¡Una delicia!
Increíble Anomalía
Cuando se inició este proyecto tan especial hace tantos años, sólo contaban con cinco maestros confiteros. Durante la etapa del padre del actual responsable tenían ocho y en la actualidad tienen 27. ¿Qué pensáis de estas cifras? La figura del maestro confitero está prácticamente en extinción y surge una anomalía en el sistema. Una increíble anomalía que genera optimismo a todos aquellos que creemos en el producto artesanal. En el mano, en el tacto, en el amor que sólo un ser humano puede transmitir con su trabajo para crear un producto único y especial.
Podemos sentirnos afortunados de tener este producto autóctono en nuestras tiendas, porque que su exportación es muy difícil. Al ser un producto 100% natural sin conservantes ni aditivos, las Moscovitas no tienes más de 3 meses de caducidad. Así que por mucho que quieran crecer a nivel internacional no quieren renunciar a la artesanía de su producto.
Artesanía vs. Producción Industrial
Todo este proceso de creación tiene su coste. Que el equipo humano sea una pieza fundamental en el engranaje de las Moscovitas hace que su precio sea “elevado” en comparación con otras galletas.
Pero ahí está la cuestión, ¿queremos artesanía o producción industrial?
Creo firmemente que debemos hacer una reflexión sobre ser conscientes del coste real de los productos que consumimos. Entiendo que quizás, en este caso, no es un producto para tener en la despensa, pero sí un producto para disfrutar en comunidad. Para saborear con los tuyos. Hoy por hoy, cada vez se les da menos valor a los productos gastronómicos gourmet. El abaratamiento feroz por culpa de la industrialización masiva ha hecho que olvidemos que si pagamos no es porque sí, es porque detrás hay todo un proceso de elaboración manual con materias primas de alta gama.
Debemos reencontrarnos con esa niña que acompañaba a su abuela a por dulces, esa abuela que nos inculcó que lo artesanal era sinónimo de calidad y autenticidad. Volvamos al origen y saboreemos el presente gracias a productos como éste, las Moscovitas.
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