Qué son los productos Gourmet y cuáles son considerados como tal

Todo buen amante de la comida busca siempre aquellos productos con personalidad propia y exquisitez. Pero realmente, ¿qué sabemos de los productos gourmet? Se ha prostituido tanto esta palabra que hemos perdido sin duda la verdadera esencia de esta clasificación de productos. El marketing asociado a lo gastronómico ha aprovechado sin fin este vocablo para definir productos sin parar porque sabe qué es lo que piensa el imaginario colectivo sobre lo gourmet y es perfecto como argumento de venta.  Así que empecemos por la raíz y comencemos a definir lo que realmente significa esta palabra con sentido crítico.

Gourmet es un vocablo de origen francés utilizado como adjetivo para calificar aquellas comidas de elaboración refinada. La Real Academia Española lo define como gastrónomo: “persona que entiende de gastronomía, tiene un exquisito paladar, un gusto delicado y conoce los platos de cocina más selectos”.

De origen francés, gourmet se utiliza para designar a un empleado de una vitivinícola. No obstante, un gourmet tal y como lo conocemos en nuestra realidad, es todo aquella persona hedonista de la comida, que analiza las condiciones en las que se producen y la profesionalidad del trabajo empleado para elaborar estos productos considerados como “delicatesen”.

Entonces, ¿qué parámetros seguimos para considerar un producto como Gourmet?

En primer lugar, es imprescindible que la calidad de los ingredientes sea la mejor y que la manera de tratar el producto durante su elaboración se haga con la mayor rigurosidad y mimo. Por ese motivo es necesario mencionar que los productos gourmet no son necesariamente los más caros y exclusivos, sino aquellos que provienen de una respetable recolección o elaboración, independientemente de su precio. Pueden pertenecer a esta clasificación tanto una manzana del mercado como un plato del restaurante más caro de París.

Lo importante en este caso es tanto el qué como el cómo, y me explicaré. Los ingredientes del producto tienen que ser de gran calidad, y haber pasado unas exhaustivas medidas de seguridad e higiene. Sólo con este precedente, conseguiremos que las propiedades organolépticas del alimento o producto en sí sean excepcionales.

Este tipo de productos suele estar elaborado por personas que cuentan con una amplia experiencia, una larga tradición y una pasión por la gastronomía, otorgándoles calidad y delicadeza en su proceso productivo. De esta manera, se consiguen productos de calidad que ofrecen al consumidor gran delicadeza y exquisito sabor, pudiendo ser consumidos por personas que aprecian su calidad y finura.

Sí que es cierto, que al decir que un producto es “gourmet” parece que de repente en nuestra mente aparezca el símbolo del dólar, como si de forma automática estuviéramos hablando de un producto caro. Pero lo que encarece no es el producto en sí sino su creación. Y en esto, me dirijo sobre todo a los productos artesanales. Cuando la preparación es artesanal, seguro que no se obtendrán las cantidades que se consiguen cuando el proceso es industrial y por ello el tiempo de elaboración es más lento, pero con un resultado de alta calidad.

Y la genialidad de lo gourmet es que también se escapa de nuestro control y que es la naturaleza la que marca los tiempos como en el caso de la Trufa Blanca del Piemonte. Aparte de estar bajo la tierra (a unos 10-30 cm, pero puede llegar hasta 80 cm), no se puede cultivar. Sólo crece espontáneamente en una determinada zona del mundo (en Italia, pero también en Suiza, Eslovenia, Croacia y Serbia) y en presencia de determinadas características del clima, del terreno (calcáreo-arcilloso) y de los árboles –robles, álamos, sauces, tilos, avellanos– cerca de cuyas raíces se desarrolla el preciado hongo. Es decir, sólo podemos esperar a que la Naturaleza haga su trabajo. Y cumpla su ciclo, pues la Trufa blanca es un placer de temporada, sólo podemos “cazarla”, con la ayuda de un perro, una pequeña pala y mucha delicadeza, desde finales de verano hasta principios de invierno. Es un alimento tan difícil de encontrar e imposible de elaborar que ese es su reclamo y por eso su precio se eleva a 89€/KG.

Pero por otro lado, y sin nada que envidiar por su propiedades exquisitas tenemos otro producto gourmet como es l’Oli del Raig (enlace del blog) que va a 7,95€/L y que se trata de la primera filtración del aceite de oliva. Es un producto artesanal que cumple con todos los requisitos para ser gourmet y con un precio asequible para todos los bolsillos.

En definitiva, probar un producto gourmet es toda una experiencia para los sentidos. Dado que son elaborados con sumo celo y cuidado, generalmente de manera artesanal, conservan todo el sabor de la materia prima. Ello hace que se respete de la manera más óptima todas las cualidades organolépticas. Y que nosotros como consumidores valoremos de la mejor forma los productos que comemos. Teniendo en cuenta los 360º que envuelven la realidad del producto, dejando atrás la impulsividad que nos perjudica. Y nunca olvidemos que “somos lo que comemos”.

No Comments

Post A Comment